Todavía arrastro frío cuando llegamos a la barra
y me hablas con todo tu cuerpo del sexo
encerrado en desiertos de zapatillas desordenadas.
Ofreces a mis dientes temblorosos tu odre de vino
y noto el calor casi mano de tus cuidados.
Me siento una furcia al lado de tu bondad,
una furcia agradecida, sé que puedo expresarlo así
sin miedo a que me reproches la debilidad.
Esta noche, amigo, tu entusiasmo de borrachera
es un lenitivo para mi pasión huérfana.
jueves, 26 de abril de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Genial!
Publicar un comentario