viernes, 10 de agosto de 2007
Vampirismo
Anoche soñé que era un vampiro y te miraba el cuello, suave, y me entraban colmillos de ser Drácula. Por suerte me desperté antes de morderte y dejar las sábanas pringando de sangre y lágrimas. Te hubieses sentido impotente y yo culpable. Habrías pensado en lo absurda que puede llegar a ser a veces una noche. ¿Me perdonas? Te ofrezco la melancolía eterna.
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